De cómo se construye un criterio judicial

Al asistir a una obra de teatro, observamos la secuencia de diálogos armónicos; actores transforman sus rostros, sus mensajes penetran porque su imagen encarna un concepto prefabricado creíble por actuación, vestuarios, escenografía.

Recordamos actrices y actores, lo bien o mal que hicieron sus papeles; pero en realidad, estos sólo interpretaron un diálogo; ellos no tienen capacidad de inventar un mensaje coherente, nunca podrían convencer sin el apoyo de guionistas, directores, maquillistas, tramoyas.

Es igual un criterio judicial, se conforma bajo condiciones laborales e históricas muy particulares. Nuestra tendencia a etiquetar jueces y magistrados, simplifica la realidad, invisibiliza personas y factores que influyen en la construcción del criterio judicial.

Si pudiéramos ver los microprocesos personales y laborales que confluyen, sabríamos que el criterio judicial se construye en el día a día, con el sufrimiento de familias y terribles ensayos, errores sobre la vida de los justiciables.

Para que el aparato de Justicia mejore la sociedad, requiere si o sí, un juzgador preparado con experiencia, sensible a la evolución histórica, y la entrega total del personal operativo y mandos medios. Son ellos los que soportan en sus hombros los criterios y a los intérpretes; de quienes nunca van a hablar los libros de derecho, invisibles al público conocedor y las importantes opiniones. Permanecerán en las tumbas de los soldados desconocidos.

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