Diario de un Juzgador en Campaña

Día 5

Estamos aquí.

Este es nuestro país, perteneció a nuestros padres, abuelos.  Antes, ahora, a todos los mexicanos. Democracia es convivencia pacífica, reglas comunes de respeto, límites, rendición de cuentas. Democracia es también tropiezo y corrección contra el abuso de nuestros derechos, contra la banalización de la Justicia y  las víctimas.

Justicia Constitucional es reto y tensión democrática; “Justicia” es democracia cuando coexisten juzgadores independientes, cuya única lealtad la deben a nuestras leyes al Estado de Derecho. “Justicia” no son sólo jueces, existe cuando hay responsabilidad frente a la verdad, cuando asumimos hacer algo como sociedad, abogados, instituciones para frenar y sancionar toda arbitrariedad construida mediante intolerancia, simulación y abuso del poderoso.

Justicia es nunca desistir, nunca abandonar, agotar hasta el último esfuerzo para escuchar, sentir al usuario del servicio de impartición de Justicia, pero sobre todo, escuchar mejor aquellos casos ajenos a los reclamos patrimonialistas, me refiero a las víctimas.

Democracia y Justicia son contra mayoritarias. Escuchar y obedecer sólo a las mayorías es ignorar al otro. Escuchar es visibilizar al otro, mostrar que tiene un espacio que le pertenece, al que se guarda respeto, porque su espacio es también el mío. Reconocemos al otro porque es mi misma dignidad e igualdad la que defiendo cuando lo escucho. Esa es la razón por la que todos estamos aquí y da sentido a nuestras vidas.

Idealizar la “Justicia” no es perder el tiempo. Ante el contexto actual del planeta, tenemos que recordar cual es nuestro propósito, no debemos olvidarlo. Todas las trincheras son buenas, desde la plegaria, protesta y crítica debemos comprometernos a luchar contra la desviación y corrupción de nuestra Democracia. No levantemos  monumentos a nuestros ideales, levantemos la razón y los puños, por ningún motivo desistamos de la Democracia y la Justicia. Cuando vayan mal las cosas: más debemos insistir. 

Querido diario: es difícil levantarse todos los días con buenos propósitos.

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