Diario de un Juzgador en Campaña

Día dos

“La producción del gran video”

La Elección Judicial comenzaba: en mi teléfono, sobre mi mano caminaban rápido, brincaban, bailaban, hablaban de corridito y con seguridad. Otros…¡qué aplomo, bien vestidos, bien peinados, qué propiedad para hablar de Justicia, de Derecho! Qué música, secuencias tan bien logradas. En un video un sujeto corría mientras en escorzo 3 D se transformaba. Parecía volar, salir del teléfono.

 Enojado, decepcionado hice una videollamada con la productora de mi contenido.

Le dije que eran un espanto mis guiones. La tendencia era clara: hablar de que yo podía salvar al país, impartir justicia, sacar de la miseria interpretativa al derecho. Eso, combinado con imágenes vigorosas. O también mostrar calma, estilo, control de la situación.

Mis videos le dije, eran un homenaje al cine checo, a Ingrid Bergman, ¿Por qué teníamos que empezar la campaña mentando madres contra la simulación del Gobierno? ¿Quién demonios defiende República y Democracia en pleno 2025?

Peló los ojos. La productora, dijo “señor magistrado, son sus guiones, yo no he puesto una coma”. Replique, que podía haberme dicho que estaban mal. Volvió a pelar los ojos, “se lo dije”. Pues debió insistir… terminé la discusión.

Con la insólita memoria que caracteriza al rencor, recordó le impartí una clase del Quijote. La muy miserable, recordó que yo quería emular en mis videos a la Justicia como una triste figura, un viejo loco, esquizofrénico que cabalga, pelea, vive y muere sin sentido.

Ella vio muy viable mi idea con base en mi presupuesto, sólo se negó usar blanco y negro y sepias como yo exigía. Dijo que no producía películas de terror. En tono menos complaciente, me recordó mi escasa estatura, edad, y hasta mis pies planos. Reconoció algo: si bien las tomas estáticas no me beneficiaban, caminar rápido y hablar de corrido no parecían tampoco mi fuerte. Me propuso usar fondos verdes para lograr escenarios abiertos de mediana calidad, sugirió subirme a una patineta para lograr un movimiento real. Todavía no resolvía como sacarme de la pantalla, pero dijo que si se podía. Aclaró que serían efectos especiales modestos, tristes como mi idea de Justicia.

Supongo que mi expresión de frustración dijo todo. Me vio con ternura. Por primera vez, sentí que algún día si podría encarnar al Quijote. Dijo rápido y corto: por 600 pesos no puedo hacer más. Me propuso la producción de un gran video con plan de pagos, en todo distraído dijo que no tenía inconveniente en convertirme en superhéroe, sólo tenía que bajar de peso, y sobre todo, empezar a pensar como uno, no como un viejo loco esquizofrénico.

*Diario de Campaña, son notas sin derecho de autor. Copia, altera, destruye, ponle música, pero difunde, critica, reflexiona, lucha e incita la acción ciudadana. Estoy pendiente de tus comentarios.

Compartir Entrada